viernes, 15 de mayo de 2009

Rafael Alberti



Rafael Alberti nació en 1902, en el Puerto de Santa María, en Cádiz. Inicialmente, se dedicó a la pintura. Se mudó a Madrid con su familia, y en 1924 se le concedió el Premio Nacional de Literatura por el primerlibro que publicó, Marinero en tierra.En 1929, tuvo lugar un cambio importante en su poesía, cuando publicó Cal y canto. También de ese mismo año es Sobre los ángeles. Considerada su obra maestra. Su surrealismo le lleva a introducir asuntos personales en el ámbitode las cuestiones históricas, lo que supuso en él una inclinación hacia elanarquismo.Posteriormente se afilió al Partido Comunista español, y publicó,hasta 1937, un conjunto de libros que el autor denominó El poeta en la calle,aparecidos conjuntamente en 1938. También de la misma época son sus obras deteatro, entre las que destaca Fermín Galán (1931). Posteriormente, y dentro dela misma línea de carácter surrealista y político, escribió obras teatrales. Una nota que hay que destacar en este escritor andaluz es su afición taurina, que le ha llevado a realizar carteles taurinos, escribir muchos y destacados poemas sobre el tema, e incluso salir a los ruedos en lacuadrilla de Ignacio Sánchez Mejías. Vivió en Argentina hasta 1962. A partir de ese año residió en Roma, y no regresó a España hasta 1977; fue elegido diputado por la provincia de Cádiz. Ha recibido muchos premios y reconocimientos, entre ellos el Premio Lenin de la Paz, en 1966, y el Premio Cervantes, en 1983. El 28 de octubre de 1999 falleció Rafael Alberti, el último exponente de la generación del 27 y figura clave de la poesía española de todos los tiempos. Un paro cardiorrespiratorio fue la causa de su muerte. Murió con 96 años. Sus restos mortales fueron incinerados y sus cenizas serán devueltas a las aguas de la Bahía de Cádiz.


La niña que se va al mar

¡Qué blanca lleva la falda

la niña que se va al mar!

¡Ay niña, no te la manche

la tinta del calamar!

¡Qué blancas tus manos, niña,

que te vas sin suspirar!

¡Ay niña, no te las manche

la tinta del calamar!

¡Qué blanco tu corazón

y qué blanco tu mirar!

¡Ay niña, no te los manchel

a tinta del calamar!

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